Feliz Navidad

Sin duda alguna, me has hecho sonreir.
Me has hecho feliz.
Doy gracias a tu valentía, doy gracias a mi atrevimiento.
En una noche, fría, oscura, aparentemente vulgar, te conocí.
En un par de frases, ya te tuve donde yo más te disfruto.
Muy cerca del corazón. Esa máquina que genera sentimientos.
Y no contento con eso, tu me seguiste los pasos.

Un par de horas, hablando, de estupideces, pero hablando con el corazón.
Hablando de más, sin reparar en mis ojos, que se estaban enloqueciendo.
Sin reparar en mis latidos, que bombeaban más que nunca, y con fuerza.
Sin reparar en tu sonrisa, que ia y venía como si bailará a ritmo de un "tango" a media noche.

Y te viniste conmigo. Nunca antes me pasó algo así. Nunca antes encontré alguien como tu.
Capaz de dejarlo todo. Capaz de jugar y apostar tan fuerte como yo. Apostar el corazón, sin miedo a perderlo en una mala jugada con as en la manga.

Y sin pensarlo, nos besamos. Una luna, una calle, un beso y una ciudad: Sheffield.
La ciudad más poco romántica que pude imaginar, pero donde encontré el amor, refugiado del frio tras un pijama de pelusa. Y nos besamos.

Horas más tarde, emprendíamos el viaje a nuestra aventura. Sin apenas conocernos, decidimos tomar un bus a las 6 de la mañana y aparecer en Londres a la hora del "Brunch".
Una vez allí, paseos, risas...tranquilidad y serenidad.

Museos, parques, calles, rios, londres...en definitiva. Pero poco improtaba, estabas tu. Daba igual donde, estabas tu.

Sabes, recuerdo con especial cariño un desayuno. En Portobello. Tortilla de Salmón y café con leche. Recuerdo también nuestra entrada a "Saint Paul" para ver "La luz", un precioso cuadro que te encanta y que pudimos disfrutar a solas.

Fue fantástico, como lo fue conocerte.

Y por eso te doy las gracias. Se que nos lo merecemos.

No quisiera despedirme, sin mandarte una caricia en forma de verso.


Dejando los recuerdos bajo llave,
despidiendo con un grito, nuestros miedos,
divorciando la pasión de la rutina,
solo espero recibir tus dulces besos.

Olvidando malas noches bajo el manto,
edredones y almohadas de nostalgía,

sin perder estas palabras que te escribo,
cuando son tus latidos los que me faltan

R.Huerta, para

D.A.S